El auge de los ladrones: Las desagradables consecuencias de COVID-19 Por Craig Greenberg

A medida que la pandemia del COVID-19 sigue causando grandes estragos en el sector minorista, la correlación entre el nivel de desorganización social y el hurto en tiendas se ha hecho más frecuente y, por desgracia, también puede llegar a ser permanente. Es bien sabido que los robos en tiendas han aumentado drásticamente desde el inicio de la pandemia. Los informes de personas que cargan los carros de la compra con alimentos básicos y simplemente salen por la puerta sin pagar son interminables. Muchos, entre los que me incluyo, creen que este aumento de los hurtos se mantendrá en el futuro inmediato.

Historia de dos motivos

Al principio, fue el miedo lo que hizo que la gente honesta antes de la pandemia sacara de repente carros llenos de víveres y otros artículos considerados esenciales. El miedo estaba alimentado por el pensamiento de que si la gente tenía que esperar a recibir un cheque de desempleo u otra forma de ingresos de estímulo del gobierno, no habría suficientes alimentos u otras necesidades básicas disponibles para ellos y sus respectivas familias. Aunque este temor resultó ser infundado, era ciertamente comprensible cuando muchos noticiarios de todo el mundo habían estado difundiendo vídeos de peleas en supermercados.

A ese temor se sumó el hecho de que supermercados y farmacias racionaran artículos como agua embotellada, papel higiénico y desinfectante de manos. En muchas partes del mundo cundió el pánico. Una vez que la gente se enteró de que el desinfectante de manos, por ejemplo, estaba limitado a dos envases por persona, se hizo extremadamente fácil para las personas honestas simplemente ocultar un par de botellas de desinfectante de manos en su bolso o bolsillo y luego comprar otros dos envases. Las personas honradas antes de la pandemia acaban de aprender lo realmente fácil que es convertirse en un ladrón aficionado.